Era yo muy pequeña cuando una mañana vi a mi madre sentada esperando a la entrada de mi casa.
La puerta estaba cerrada y nadie había llamado a la puerta. Simplemente estaba allí sentada esperando, escuchando en silencio, cada movimiento en la escalera, cada ruido del portal, intentando adivinar que pasaba detrás de aquella puerta.
Yo la observaba desde un rincón, al final del pasillo.
Minutos antes mi hermana, no mucho mayor que yo, había salido por primera vez ella sola a comprar el pan.
Por entonces costaba la barra de pan cuatro pesetas y media.
Una manzana de casas, una cuesta y un paso de cebra era todo lo que separaba mi casa de la panadería. En ir y volver se invertían unos pocos minutos.
Pero la recuerdo cerrando la puerta, en silencio. La recuerdo pensativa y alerta. la recuerdo quieta, sentada en aquella silla, sin poder hacer nada más que esperar a que mi hermana volviera...
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3 comentarios:
Gracias por tu comentario en mi Blog. Y gracias por aclararme el significado que tiene para tí el 27 de septiembre. Como ves, se trata de una fecha señalada.
Pues sí Jambo, para mí es una fecha muy señalada... era el cumpleaños de mi madre, y me alegra mucho compartirla contigo ya que es el cumpleaños de tu hija ese día también... ¡Que bonito día! ¿Verdad?.
Quizá no siempre entendí porqué mi madre hacía las cosas que hacía... hoy que soy madre no sólo sé por qué las hacía también puedo sentir lo que ella sentía... sólo espero saber hacerlo tan bien como lo hizo ella.
Un beso.
Palabras llenas de encanto, melancolía, ternura, curiosidad y nostalgia. Eres una escritora con estilo propio, seguro que una excelente madre, y una gran chica (y no sigo, que luego me llamas adulador).
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