19.11.07

La Pajarita que se convirtió en Rana

Amaneció una fría mañana de Noviembre en la sierra y en aquella gran mesa de comedor , después del desayuno, tan sólo quedamos el abuelo, la pequeña Rebeca y yo.

Como cada sábado el abuelo, bolígrafo en mano, iba punteando los artículos que recortaría más tarde para su estudio financiero. Rebeca estaba sentada a su lado y le imitaba. El abuelo para que le dejara seguir con su mutilación matutina de la prensa salmón, le había dado, a la pequeña niña de siete años, un periódico viejo de días anteriores.

Rebeca se afanaba en pintarrajear aquel diario. A mi hija le atraían más los anuncios de colores que la letra impresa.

Yo sonreía viendo la escena, mientras intentaba concentrarme en una abultada novela, que llevaba intentando acabar algunos días.

El resto de los niños se arremolinaban en el sofá, provistos de sus maquinitas electrónicas, mientras se quejaban de no poder salir a jugar.

-¿Sabes Rebeca?- dijo el abuelo cuando hubo terminado con el último periódico- En los periódicos hay muchos animales.

-¡Y no sabes cuantos!- Pensé yo, prestando atención a lo que el abuelo intentaba explicarle a mi hija.- ¡Pues menuda está la prensa hoy en día!

-¿Hay animales pintados?- Preguntó la niña extrañada.

-No-Dijo el abuelo- Viven dentro de las hojas de los periódicos. ¿Quieres que los saquemos de ahí?

-¡Sí, por favor!- gritó encantada.

El abuelo cogió una de la hojas que había pintarrajeado Rebeca y se puso a doblarla con esmero. Al ratito dejó encima de la mesa una gran pajarita de papel.

-¡Eso es una pajarita de papel abuelo!-dijo la niña defraudada- Yo también se hacerla.

Y al poquito, la pequeña dejó la suya también, encima de la mesa.

El abuelo sonrió.

-¿Y sabes hacerla volar?-Dijo con picardía.

-¡Las pajaritas no vuelan abuelo!- le reprochó Rebeca.

-Las mías sí- sentenció el abuelo.

Y tomando la suya entre sus manos, la desplegó y volvió a plegarla una y otra vez, hasta que adoptó forma de cigüeña.

Cuando estuvo acabada, la colocó entre los dedos de la niña, y tirando suavemente de la cola, empezó a batir las alas como si volara.

-¡Oh!- gritó esta entusiasmada- ¡Enséñame como hacer una cigüeña que vuela, abuelo!

Durante un buen rato mi padre enseño a mi hija, lo que tantas veces había hecho conmigo cuando era niña, convertir una simple pajarita papel en una pequeña cigüeña de grandes alas.

La niña se afanaba por aprender a doblar y doblar, hasta que al final, ayudada por el abuelo hizo aletear a su cigüeña.

-Papá- Dije yo entonces, guiñando un ojo a Rebeca- ¿Todavía sabes hacer la rana que salta?.

-¿Una rana que salta?- Preguntó Rebeca emocionada.

El abuelo meneó la cabeza pensativo.

-Pues no sé- dijo con cara burlona- No sé si mi pajarita querrá convertirse en rana hoy.

-¡La mía seguro que sí abuelo!- Dijo la pequeña tendiéndole la pajarita que había hecho un rato antes.

-Esta bien- dijo el abuelo- podemos intentarlo.

Y dobla que dobla aquella pajarita se convirtió en rana. Luego sobre la mesa la hizo saltar, de aquí para allá, provocando las carcajadas de la niña.

Durante un buen rato estuve contemplado aquella escena, donde entre risas, sorpresas y juegos, unas manos de abuelo y unas manos de nieta, consiguieron que la vida me regalara una de las mas bonitas escenas que tendré de ellos dos juntos.

Aquella mañana de Noviembre en que una simple Pajarita de papel se convirtió, de nuevo ante mis ojos, en Rana.


4 comentarios:

Jambo Bwana dijo...

¡Muy bonito post y mejor recuerdo el que te queda de tu padre y tu hija juntos!

Anónimo dijo...

Esas son las pequeñas cosas de la vida q uno no olvida con el paso de los años,de estas pequeños fragmentos esta hecha nuestra existencia... me alegro q pudieras disfrutar esos momentos incluso mas q Rebeca y su abuelito.

Gaby

DAVIZON dijo...

Un saludo de un amigo de el blog de un hotel. Muy bueno el blog, saludos de david de www.viajesdavid.es

Anónimo dijo...

Me ha encantado la historia y el blog. ¿Escribes tu todo? Son realmente buenas las entradas.

Un saludo de otra de tus amigas del blog de un hotel (ya veo que no soy la única)y gracias por tu comentario en Los Sonidos del Silencio.